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¡Con qué afán yo sería sombra de tu cuerpo! Pararía horas y minutos para retener el tiempo. Mientras reinara la mudez del silencio, toda las noches estaría velando tu plácido sueño. Cuando despuntara el alba seguiría estando a tu lado. Cada segundo del día permanecería pegada a tu cuerpo. Aunque la muerte quisiera de pronto vencerme, sólo una corporación habría siguiendo tus pasos. Una mancha invisible por siempre sería, ¡mi sombra y tu cuerpo! Amelia Moncada Georgiades
Los amores nunca nacen en tragedias, siempre germinan de los sentimientos. Al ser un desenfrenado amor, no pudimos impedir que nos sucediera. ¡Cómo que tú me quieres más que yo! Pienso que cometes un equívoco. No hay nada que callar ni perdonar. Estamos los dos completamente libres. Qué importa que los demás imaginen, si tú tienes la misma libertad de prolongar lo que te apetezca. ¡Desde cuándo quererse está prohibido! Ha germinado esta silenciada pasión y mi afán es tenerte junto a mí. No sé si podré decir con palabras lo mucho que te amo; lo diré en versos. Este desasosiego salvaje no termina hasta que no estés conmigo. Quiero gritarle al mundo que eres mío, y que me perteneces en cuerpo y alma. Existen dos seres en lugares inversos que se agobian si no están unidos. Déjame amarte como antes y olvida ya la distancia y seamos felices. Amelia Moncada Georgiades