viernes, 24 de junio de 2011

Búscame en cada estrella



Como gaviota que vuela extraviada
y cuando la nostalgia se me agudiza,
pienso en ti, y todo lo malo se borra
y empiezo a tener bellas sensaciones.

Eres para mí un atrayente pensamiento.
Tu recuerdo está constante en mí.
Un ser especiar que no sé cómo elogiar.
Tu amor lo vivo aún estando en el cielo.

¡Cómo puedes decir que voy a olvidarte!
Si cada noche estás conmigo en mi lecho.
La luz del sol te despierta al radiar el alba;
se refleja en tu piel al entrar por la ventana.

Te agradezco de corazón tus miramientos.
Siempre serás mi querido compañero.
Al estar cerca de mí, la tristeza se atenúa.
Gracias a ti vuelve a mi alma la ilusión.

Si algún día me necesitas, me encontrarás.
Atiende el eco de mi llamada,
llegará de madrugada y oirás mis palabras
y mi asistencia la tendrás al momento.

Búscame en cada estrella que resplandezca.
Debes estar atento, estaré mirando tu rostro.
Presente en las cosas que te rodean
para seguir fortaleciendo nuestro cariño.


Amelia Moncada Georgiades

martes, 7 de junio de 2011

Llevaba su aroma



Cuando me di cuenta, llevaba ya su aroma;
lo atesoraba en lo más profundo de mi ser,
y era demasiado tarde para alejarme de él.
Su fragancia traspasó los poros de mi piel.

La primavera su prodigio me proporcionó;
se mostró en mi alma como un rayo de luz.
Transfirió a mi vida la más atractiva ilusión.
Crucificó el hastío que existía dentro de mí.

¡Cómo iba a separarme, si eso no podía ser,
si al besarme flameaban sus labios con ardor
y el fuego que desprendía prendía mi cuerpo
hasta hacerlo enloquecer de tanta exaltación!

Lo grato se hacía cada vez más esplendoroso
con sus prolongados deseos y satisfacciones.
Al enamorarlo me daba bienestar y seguridad
y esa tranquilidad se manifestaba en mi pecho.

¡Cómo iba yo a permitir expulsarlo de mi lado
si saciaba mi existencia de completa felicidad!
El amor que me procuró, nadie me lo atribulló;
sólo él fue el que hizo que yo volviera a vibrar.

Por esa razón permanecerá siempre su esencia,
y mi corazón se beneficiará de su complaciente
presencia, aunque haya que aceptarla en secreto;
tal vez con el tiempo logre salir de la ocultación.

Amelia Moncada Georgiades